Por invitación de dos buenos amigos, profesores de la PUCE (Pontificia Universidad Católica del Ecuador), pude compartir algunos años de experiencia con el vino. No soy enólogo, catador, sommelier, ni mucho menos, sin embargo esta afición me a permitido crear una forma de compartir experiencias a través del líquido que por excelencia habla por sí y con seguridad también de la historia.
El propósito de dicho taller es iniciar a las personas en el mundo del vino ¿a través de qué?, pues a través de los sentidos en la forma más esencial que éstos permiten.
El cursillo comenzó haciendo que tengan la experiencia (primera en algunos casos), de descorchar una botella, la razón de comenzar así es, ya se sabe, permitir que los vinos tomen aire y la temperatura propicia.
Pasamos de inmediato a leer las etiquetas y explicar cada ítem, justificándolo con el historial que trae cada uno, sus porqués y la importancia de dicho texto al momento de la compra.
La guarda de las botellas y sus razones. Cepas, algo de climas. Proceso de elaboración.
Para entrar en lo que suele gustar más, esto es la experiencia. En la relación con el sentido de la vista, sequimos los procesos para apreciar color, brillo, lágrimas, centro, herradura y reflejo.
Para el olfato, las impresiones que nos dejaron los vinos chilenos y argentinos de dicha degustación. Y finalmente...
El gusto, para esta parte utilizamos las papilas gustativas en sus capacidades más primitivas, esto es la capacidad de captar salados, dulces, ácidos y amargos.
Evitamos las asociaciones con ciertos sabores y aromas, porque consideramos que para introducirnos en el universo enológico hay que comenzar comprendiendo cómo reaccionan nuestros sentidos con el vino, crear la inquietud de culturizar, educar los sentidos, que luego la interesada, el interesado en el tema irán solos.
Vinos con dos cepas: cabernet y malbec, cabernet y shiraz y un vino de una sola cepa: malbec. La experiencia fue estupenda, aparte de que pudimos comparar, no creo equivocarme al pensar que les sucedió lo mismo que a mí, dos horas después de la degustación tenía un sabor delicioso en la boca.
Sé que están a la espera de una segunda clase y que están reservados unos blancos que con seguridad nos darán una experiencia inolvidable.